Frente de la Escuela Rural "Educación para las Primaveras".

viernes, 8 de marzo de 2013

Prólogo

En este libro, Martín Cornell, maestro rural y poeta -quien ha dejado los bullicios urbanos para adentrarse al silencio del monte misionero-, nos relata su experiencia de vida como educador en y para “Las Primaveras”.

El contenido de sus páginas es simple y profundo a la vez. Cada una de sus líneas penetra en la esencia misma de la realidad educativa misionera -cuando de educación rural se trata-. Al leerlo, indefectiblemente, sus palabras cobran vida y nos transportan hacia aquel contexto, “en los confines de nuestro país, donde el portugués y el castellano se funden en un mismo idioma”. Allí donde la educación formal lentamente va abriendo picadas para acercar -no imponer- nuevos sentidos y ofrecer alternativas diversas de la mano de la educación informal, “reconociendo la dignidad y las potencialidades del otro”.

El autor nos invita a recorrer en sus páginas “una forma particular de trabajo pedagógico”, fruto de la experiencia desarrollada a lo largo de dos años y medio de trabajo en una escuelita construida por los padres y vecinos.

Comienza su trabajo describiendo minuciosamente el contexto del que provienen los niños / alumnos; hecho que se relaciona con la dimensión socio-económica y cultural que influye y muchas veces determina la deserción escolar y la repitencia (dos aspectos analizados con la seriedad que ameritan).

Pasa luego a contarnos la historia de su escuelita, a la que llegó un día “con la mochila al hombro y un puñado de sueños”, tratando de hallar su “propia huella”. Así, conocemos el proceso de construcción de la misma, los docentes que allí ejercieron y ejercen, las secciones y la matrícula actual y, los emprendimientos realizados (Encuentros Culturales, Circo Criollo, Cine Comunitario, Cooperativa Agroecológica Escolar, etc.). Emprendimientos logrados a base de un “trabajo de hormigas”, con mucho sacrificio y perseverancia… “lucha dura, llena de sinsabores, donde la soledad y la angustia me estrangularon muchas veces la garganta…”

Soledad y angustia. Una combinación perfecta para refugiarse en la pluma y el papel y dar a luz a innumerables versos. Versos que se convirtieron en cómplices silenciosos de largas noches en vela tratando, por un lado, de develar los misterios mezquinos de ciertos discursos en torno a la educación y, por otro, rescatar y enaltecer la dignidad de la clase obrera. Versos estos, que conforman la segunda parte de este libro.

“Trabajando, pensando y repensando, buscando la mejor forma de terminar con tantas injusticias(…) recuperando el lugar de la imaginación y la creatividad…” es como surgieron una serie de propuestas o proyectos educativos que tan gentilmente el autor comparte con sus lectores: proyectos pedagógicos (áulicos e institucionales, desde un abordaje interdisciplinario), infraestructurales y socio-culturales. Proyectos que funcionan como “herramientas teórico-prácticas que permiten brindar a los niños una verdadera educación”.

Aún queda mucho por decir, pero dejo las posibles opiniones en manos del lector, quien -estoy completamente segura- sabrá apreciar la experiencia pedagógica transcripta, que más que experiencia pedagógica, es una experiencia de vida. Vida que se resume en estas palabras: “Aquí estamos… diciendo presente día a día. Vestidos con un delantal blanco -el único, digno de sus zurcidas-, armados de cuadernos y de tizas… y caricias, buscando llevar un poco de esperanza, de palabras simples que muestran cosas nuevas, que enseñan sencillamente, para que puedan ser aprendidas y aprehendidas”.

Para concluir: así como el autor reconoce, respeta y valora las “lecciones y ejemplos de trabajo” del Maestro Ervin, del mismo modo, reconozco, respeto y valoro la labor pedagógica y humana del Maestro Rural y Poeta, Martín Cornell.

Agradezco a Dios y a la vida por haberme dado la posibilidad de conocer a Martín y compartir personalmente parte de su rica experiencia como profesional de la educación en contextos rurales.

Lidia Schöninger, junio del 2009

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